Magia

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Cazador

lunes, 21 de diciembre de 2015

Capítulo 11:El Camino del Osario

La pequeña compañía salió por la puerta sur de la ciudad al mismo tiempo que los primeros rayos del alba rozaban la cúpula del Maestratum. se habían retrasado mas de lo que esperaban y el camino hasta el bosque Zarclash, aunque no era dificultoso, era por lo menos largo. Jocab miró el plano buscando algo que les pudiera servir de ayuda. Las enormes llanuras que separaban la ciudad, antes del Gran Kaos era una gran metrópolis que quedo arrasada por la magia salvaje desatado por el desastre apocalíptico. solo quedaron los restos de algunos grandes edificio que se veían en la lejanía, delineando con su silueta el horizonte que se mostraba desde la puerta de la ciudad-estado. la gran metrópolis de la antigüedad estaba rodeada por un enorme parque boscoso, en el que la gente de la gran metrópolis sin nombre del plano podría salir los fines de semana de picnic o para hacer deporte. Jocab no tardó en adivinar que ese parque urbano era el bosque Zarclash antes que 6000 años de dejadez y la propia magia salvaje lo convirtiera en un bosque frondoso y salvaje. Si los limites del bosque seguían siendo los mismos, calculó que tardarían 6 días de camino llegar hasta el, 4 si descansaban solo lo suficiente e iban a buen paso. Mientras cruzaban el puente del río que rodeaba Forentud, empezó a rememorar lo que sabia del protectorado. Al norte de la ciudad se encontraba la bahía y el océano, al igual que al este. Una pared de roca se encontraba a las orillas del estuario y formaban un muro de mas de 300 metros de altura que iba perpendicular al océano al norte de la ciudad y se perdía al oeste, estando el muro impertérrito de las Brumas Eternas a pocos metros de la cima del muro. Al oeste y al sur se expandían unas grandes llanuras donde las razas que vivían en el protectorado cosechaban sus cultivos, siempre evitando las ruinas de la vieja metrópolis y los hoyos en el suelo que llevaban a la vieja red del antiguo alcantarillado, con la mayoría de túneles cegados o derrumbados, con varios poblados desperdigados en ellas. También sabía que se encontraban unos pocos asentamientos temporales donde los humanos malvivían hasta que sus vecinos de otras razas los expulsaban, desmontando sus precarias casas y trasladándolas a otras zonas donde esperaban vivir una temporada lo suficientemente larga antes de volver a recoger sus cosas y volver a trasladarse. Había 2 poblados en las lindes del camino, lo suficientemente grandes para estar en un plano y demasiados pequeños como para tener nombre propio. el primer poblado estaba a mitad del camino, y vivía de un mercado central donde se vendía lo que se cosechaba en los alrededores y se comercializaba con productos de poblados mas alejados. El otro poblado estaba en las lindes del bosque y, como no, vivía de la madera y los demás productos que se conseguían de la floresta, como las bayas y las pieles de animales cazados allí.

Estuvieron andando durante varías horas, hasta que, cerca del mediodía, pararon un rato para comer un poco de sus pequeñas reservas y beber algo. Mugrin y Lest estaban frescos, y se notaban que su vida era muy activa, pero Jocab estaba con los pies doloridos por la falta de costumbre. Intentando disimular su malestar, se giró hacia el pequeño Lest.

-Dime Lest, ¿como fue tu viaje hasta Forentud?

- No fue gran cosa - contesto el niño comiendo con ganas un trozo de cecina seca de los escasos víveres. - cuando vi lo que pasó en el pueblo solo paré para recoger un odre con agua del poblado y me interné en el bosque. el odre estaba medio vacío, pero en el bosque a poco de mi poblado había un riachuelo y llené el odre allí. Ahí me di cuenta de la marca que me había salido en el pecho. Comía de los conejos cazados y cuando salí del bosque encontré un poblado. Intenté pedir ayuda allí, pero me echaron a pedradas. Continué el viaje lo mas rápido que pude, pero cuando llegué al segundo poblado lo rodeé, creyendo que en la gran ciudad del final del camino conseguiría la ayuda del rey, como se prometió cuando se creó mi pueblo. Lo que sucedió después ya lo conocéis.

- ¿Cuanto tardaste el llegar a Forentud? - preguntó Mugrin terminando su particular almuerzo, hecho de pan y un par de peces en salazón.

- No estoy muy seguro, con la inquietud solo pensé en llegar lo antes posible. Dormía por las noches y al alba me volvía a levantar para seguir por el camino. Creo que tardé una semana, mal contada.

- Pues será mejor que nos pongamos en camino de nuevo - comentó el minotauro mientras Jocab ponía mala cara, pensando en la caminata que les esperaba. - Cuando mas andemos ahora, antes llegaremos a tu pueblo.

- Sí, tienes razón - Jocab se levantó con pesadez - tal vez debería haber protestado un poco mas para conseguir aunque sea un pequeño mulo...

Siguieron por el camino hasta que empezó a anochecer. Entonces pararon y prepararon el campamento para pasar la noche.

martes, 25 de agosto de 2015

Capítulo 10: El principio del camino

- ¿¿¿COMO???- Mugrin le quitó el plano a Jocab y, con un resoplar de ira y las venas del cuello a punto de reventar a causa del enfado, empezó a andar de vuelta hacia el Maestratum - ¡Ese malnacido se convertirá en un pajarraco muerto cuando le ponga las manos encima!.

- Tranquilo Mugrin- dijo Jocab cortándole el paso - No vamos a conseguir nada provocando una pelea, y recuerda que la aldea de Lest pende de un hilo, no estropees nuestra primera misión provocando una batalla campal en medio de los almacenes.

- Pero... pero... No puedes dejar que te trate... ¡que nos trate así!- replicó Mugrin tartamudeando a causa de la furia, con una mirada suplicante en los ojos, pidiéndole a Jocab con la mirada la oportunidad de golpear algunas cabezas.

- No es lo peor que nos han hecho, ya lo sabes, y aunque parezca poco, no estaba obligado a darnos las pocas provisiones que nos ha conseguido. Ve a tu casa y coge lo que creas que podemos necesitar, yo recogeré el cayado y los péndulos de mi litera del Maestratum, junto con un par de cosas mas que tengo. ¡Y cuidado con el plano!, Aunque sea una copia sigue siendo propiedad del Maestratum y nos puede caer una buena si lo rompes de buenas a primeras.

Mientras Jocab soltaba ese pequeño discurso, el enfado de Mugrin fue desvaneciéndose como la niebla matutina en la bahía de la ciudad. Los minotauros siempre han sido muy impetuosos, pero eso no quita que Mugrin, después de una explicación bien razonada, no pudiera controlarse. Después de todo, era un hijo del rey Minos y fue enviado al reino de los Tzamish como embajador para evitar una guerra y, si no pudiese controlar su genio, no hubiese durado ni tres minutos en el mundo de la política.

- Lest, acompaña a Mugrin a su casa y ayúdale a prepararse - se dirigió Jocab al niño humano, que estaba con una expresión de terror después de ver la explosión de enfado del titánico minotauro. - eres nuestro guía y tu más que nadie sabrás que necesitaremos para el camino. Nos veremos en la Plaza del Agua dentro de una hora.

Una hora más tarde, Jocab se encontraba en la Plaza del Agua, llenando unos pocos odres que había conseguido en el Maestratum, desechados por las otras Partidas. No eran grandes... vamos, por no ser no eran ni simétricos, pero a falta de pan buenas son tortas, y por lo menos eran funcionales. Una suave y fresca brisa hizo que los pelos de su espalda se erizaran con un escalofrío. La hora antes del amanecer era el momento más frío de la noche y recordó a Jocab que los meses de calor estaban terminando, y que pronto las lluvias estacionales harían traicioneros los caminos. Las precipitaciones, que en esa zona de los reinos eran bastante torrenciales haría que los carros encallaran en las embarradas sendas y el Camino del Osario, que no estaba pavimentado en su mayor parte, se convertiría en un río inmóvil de fango y lodo. Al mirar el cielo estrellado, sin una sola nube, no se podía ni imaginar que en menos de un mes el cielo podría estar tan lleno de nubes de tormenta que sería imposible divisar la luna durante días. A lo mejor había sido un golpe de suerte el no poder conseguir el carro y marchar solo con lo justo y necesario. Mientras cavilaba, escuchó, mas que vio como sus dos acompañantes se acercaban a la espalda. Las pisadas de Mugrin eran tan silenciosas como podrían ser con unos zapatos de suela reforzada para soportar el enorme peso del minotauro, resonando en el pavimentado suelo de la plaza. Cuando estuvieron frente a frente Jocab vio que no solo Mugrin traía un petate, sino que Lest también llevaba una pequeña bolsa de tela a sus espaldas, seguramente improvisada con unas sabanas. Mugrin se veía mucho mas calmado, solo un ceño fruncido quedaba del estallido de furia de una hora atrás. Se miraron a los ojos y, asintiendo, enfilaron el camino en un silencio tenso por la expectación. Mientras cruzaban las puertas de la ciudad en dirección sur aparecieron los primeros rayos del sol por el este. Sobraban las palabras. Se dirigían a un peligro incierto en un lugar indefinido sin ayuda de la institución; solo podían contar con sus habilidades y conocimientos. Era lo que Jocab llevaba esperando durante tantos años. Con una mirada resuelta, enfilaron el Camino del Osario hacia lo desconocido.

lunes, 17 de agosto de 2015

Capítulo 9: Frustración e Impotencia

- ¿Pero en qué embrollo me he metido?

Jocab caminaba arriba y abajo por la habitación, con cientos de cosas en su cabeza. No sabía qué se le había pasado por la mente cuando, valientemente y al asombro de todos los reunidos, se levantó y comunicó que iba a formar una Partida propia. Ahora, en la pequeña sala donde se habían reunido los tres (Mugrin, Sostias y él mismo), pasado el calentón del momento, las dudas le corroían, como el ácido a una placa de metal.

- Has sido muy valiente, Jocab- comentó Sostias -. A veces las mejores acciones vienen de una reacción impulsiva.

- ¡Y ha merecido la pena por ver las caras de todas las Partidas!- bramó Mugrin -¿Has visto todas esas bocas abiertas, pequeñajo? ¡Mas de uno se habrá comido un par de moscas esta noche!

- De todas formas - apuntó Sostias - no empezáis desde cero. Ayudé muchas veces en mi antigua Partida a preparar las salidas. Lo primero que hay que hacer es contactar con los Surcadores de Bruma, pero por una vez no será necesario ya que no tendréis que atravesar las Brumas Eternas...

- Tendremos que agenciarnos un mapa, provisiones, algún artefacto ofensivo, y otro defensivo del almacén -enumeró Jocab contando con los dedos. - También necesitaremos equipos de acampada, mantas, yesca, un carro, un par de caballos de monta más un caballo de tiro para el carro.Eso sin contar cristales de antimagia para poder neutralizar la maldición del pueblo, si es una maldición, claro está. Podríamos hablar con algún alquimista por si nos facilitan algunas pócimas o hechizos enbotellados...

- Las armas ya las tenemos, pero no estaría mal conseguir otra Hacha de Guerra para poder luchar a 2 manos, y piedras para afilarlas - añadió Mugrin. - Y a ti no te vendría mal un cayado mejor. Si esperamos un par de dias estoy seguro que te consigo el mejor cayado de Leñagris que halla en Forentud, y tal vez un par de dagas para Lest.

- No tenemos tiempo, Mugrin - Jocab arrugó la frente, pensativo. - No sabemos el tiempo que ha tardado Lest en llegar hasta aquí y, teniendo en cuenta el tiempo que tardaremos nosotros en llegar y lo que tardaríamos en analizar la situación y neutralizar el peligro, puede que lo que ha provocado que se transformen en piedra se convierta en algo permanente. Tenemos que salir lo antes posible, mañana como muy tarde.

- Parece que no necesitáis tanto mi ayuda - rió entre dientes Sostias -. Estáis mas preparados de lo que piensas, Jocab; no creo que se te halla olvidado nada.

- Pues manos a la obra. Tendremos que estar toda la noche preparando los pertrechos para poder salir al alba.

- Pues yo me voy ya a la cama - bostezó el anciano centauro -. Mis energías no son las que eran cuando era solo un potrillo y la artritis me está matando. Si os dan permiso de coger algún artefacto de comunicación dejadle el mio a algún acólito para que pueda ponerme en contacto por la mañana con vosotros. Aunque lo dudo, ya que son escasos y las otras partidas los han acaparado, tanto los tecnológicos como los mágicos.

Jocab y Mugrin salieron de la sala y se encaminaron hacia las oficinas que se encargaban de catalogar los objetos que durante siglos han ido rescatando los Cazadores. En ese instante el único que se encontraba en las oficinas era Albatros, un Somsa (elemental de aire menor, con aspecto humanoide pero de cuerpo algo translúcido pero tangíble, con una extraña aficción de poner a sus hijos nombre de criaturas voladoras) que siempre miraba a Jocab por encima del hombro, sobre todo desde que 2 años atrás había conseguido los colores del Gremio y había sido aceptado en la Partida de Caza Mantícora, una de las de mas alto caché. No era ningún secreto que ese puesto lo había conseguido gracias a la influencia de su padre, un monarca de un reino menor que puso como condición a los Cazadores que aceptaran a su hijo menor a cambio de que se instalase un Refugio de Caza (una casa segura del Gremio de los Cazadores de Magia fuera de la ciudad de Forentud) en ese reino. Aun así su prepotencia rezumaba por todos los poros de su transparente cuerpo.

- ¿Qué tenemos aquí? - preguntó con tono jactancioso Albatros -. Si es la mascota del Gran Cazador en persona. ¿Qué puede hacer un humilde Cazador por vos?

- Déjate de tonterías por una vez, pajarito - contestó Mugrin molesto ante los aires que se daba el elemental. Él también era de sangre real, el hijo menor del rey del gran reino minoico, y el reino de los Somsas cabía dentro del territorio de cualquiera de las Grandes Casas-. Necesitamos todo este material: un carro, un caballo de tiro, 2 de monta, 5 piedras de antimagia, provisiones para un minotauro y dos humanoides para una semana, ademas de pienso para los caballos, tiendas de acampada, yesca, piedras de afilar, un equipo de artefactos defensor-ofensor, un hacha de guerra, un cayado de Leñagris, pócimas de alquimia y, ¿que mas era?... ¡Ah, ya me acuerdo!. Una copia de un mapa de las tierras del protectorado de Forentud, preferiblemente de antes de que se suspendieran las incursiones a través del bosque Zarclash...

- ¿Y a nombre de que Partida pongo este material? - se recreó Albatros mirando de reojo a los 2 Cazadores

- Pues... al nuestro, ¿a quién si no? - preguntó confuso Mugrin

- Entonces no puedo darles nada de lo que han pedido - dijo un albatros sonriente.

- Pero... ¿a qué se debe esta negativa? - protestó Jocab, rojo de furia.

- Muy sencillo - contestó Albatros -, todos esos materiales se dan a los Cazadores como recompensa por los artefactos e información relevantes traídos por la Partida y, en caso de que todavía no halla conseguido una cuantía suficiente se necesita la firma del Cazador responsable de la sección de Créditos que se trata de ni mas ni menos...

- ... ni mas ni menos que del Cazador Errarion... - dijo Jocab con la cara pálida. Por eso Errarion estaba tan calmado en la ceremonia. No necesitaba ponerse en evidencia, sabía que se darían de bruces contra esta pared de burocracia y que su carrera como Cazador terminaría antes de empezar.

- Pero - objetó Albatros - me siento generoso. Tal vez sea porque pasado mañana iré con parte de mi Partida al reino de los Esanios para negociar el establecimiento de un Refugio de Caza en la capital de su extenso reino, o tal vez es por referencia al Maestro Sostias que me enseñó mi maestría bélica (tiro con arco), pero... el otro día una Partida pidió más pertrechos de los que necesitaban. Puedo daros tres tiendas de campaña, algo de yesca, provisiones para 3 días, un par de mantas, pero poco más... y también el mapa, has tenido suerte porque los restauradores han hecho copias de un plano, espero que sea lo suficientemente antiguo para que os sea útil.

Jocab le arrancó el plano de las manos de Albatros con frustración. Si no tenían caballos tendrían que partir inmediatamente, sin esperar al alba. Cuando Albatros lo preparó todo, Mugrin cojió el fardo, que parecía desesperadamente pequeño con relación a su inmenso tamaño. Salieron del edificio con la cara de enfado todavía en sus rostros, donde se unió Lest, que les esperaba en las puertas del Maestratum. La sonrisa de este por haber conseguido llevar ayuda a su pueblo, ayudaron a calmar los ánimos de la pequeña compañía.
 Suspirando para quitarse de la cabeza las circunstancias que no se podrían cambiar, abrió el mapa para ver el camino a seguir...

-¡Maldición! - exclamó Jocab - este mapa es inservible.

- ¿Por qué? - le miró Mugrin - ¿Es demasiado actual?

- Mas bien todo lo contrario - masculló Jocab - Este mapa es de antes del Gran Kaos... ¡Forentud todavía ni existía...!

domingo, 9 de agosto de 2015

Capítulo 8: La petición

Jocab se sentó en la zona central, junto a Mugrin y Sostias. Por fin era lo que siempre había ansiado, un Cazador de Magia de pleno derecho, pero la "protesta silenciosa" en la ceremonia, le había indicado que más de la mitad de los miembros del Gremio que estaban presentes eran hostiles a su presencia entre ellos. No se podía decir que la sillería estuviera llena. Había representantes de las 13 Partidas de Caza, pero teniendo en cuenta que la Partida más pequeña tenía unos 30 miembros y la más grande unos 150, el par de centenas de Cazadores que se encontraban en el Maestratum era un número bastante pequeño, y sabía que los que no se encontraban allí, o estaban de misión, o se habían ausentado como otra forma de protestas. Sabía que Errarion era uno de los cabecillas de esta "resistencia" hacia su persona, y al ser un tzamish, la influencia que ejercía tanto en la ciudad como en la escuela era más que notable.

El Gran Cazador Omistias bajó con agilidad felina de la plataforma y, dejando la lanza térmica en su lugar de honor, se sentó en la silla que le pertenecía en la zona central, aunque en la zona mas alejada al nuevo miembro. Al ser el Gran Cazador no podía pertenecer a ninguna Partida para intentar evitar favoritismos. Ya en su silla (idéntica a la de los otros cazadores) comentó con su potente voz:

- Que entren los peticionarios.

La puerta sur, llamada la Puerta de los Ruegos, se abrió y una docena de personas de varias razas entraron en el Gran Salón para hacer sus peticiones. Normalmente no era necesario ir al Maestratum, ya que en muchos Reinos la organización gremial tenía una Sede, llamada Refugio de Caza, donde se podían solicitar los servicios de los Cazadores, pero las personas mas influyentes y con mas recursos preferían hacer el viaje a Forentud, para que todas las Partidas escucharan sus peticiones y tener la mayor oportunidad de que el mejor equipo resuelva sus problemas. Fueron hablando uno a uno y siempre una o dos Partidas de Caza aceptaban la tarea y creaba un grupo para la misión en sí. Cuando llegó el turno de la otra peticíon, Lest se aproximó al estrado donde los peticionarios se dirigían a las Partidas presentes. Sacó un papel y lo desplegó. Jocab vio la gran y elegante letra de Mugrin escrita en el papel, por lo que supuso que el titánico Cazador que se encontraba a su derecha le había dado unas indicaciones para que su petición fuera correcta y tuviera mayor aceptación. "Este minotauro siempre me sorprende" pensó Jocab, porque a él se le había pasado ese detalle y, cuando tenía tiempo para rumiar sus pensamientos, Mugrin era mas avispado de lo que parecía. Lest comenzó a leer:

- Mi nombre es Lestirión Ouros, provengo de un poblado de leñadores humano que se encuentra al final del Camino del Osario, mas allá del bosque Zarclash. Vengo a suplicarles, poderosos Cazadores, para que salven a mi pueblo. Después de varios días cazando volví y todo el poblado fue convertido en piedra. incluso yo empiezo a tener síntomas de petrificación. ¿Alguien quiere salvar a estas 62 almas que agonizán?

Un silencio incomodo reinó en el Gran Salón después de la petición de Lest. Ninguna Partida se ofrecio a ayudarlo, y Jocab, al ser un miembro recién incorporado, no quería levantarse y preguntar a las Partidas, para no perjudicar al pequeño. Con la hostilidad tan abierta que tenían muchos hacia él, su participación a favor del chaval pondría todavía más en su contra a los humanófobos. Pero no tuvo necesidad ya que el voluble Mugrin saltó con indignación.

- ¿Acaso ninguna Partida va a ayudar a su pueblo?. ¿Donde esta el espíritu del juramento que hacemos todos nada mas entrar por primera vez en el Maestratum? Ayudar a quien lo necesite, dando igual quien fuera o de donde viniera.

Errarion se levantó y comentó en voz alta:

- Es un vulgar humano. Mi Partida no piensa ponerse en peligro para salvar a esas vulgares ratas...

Esto provocó movimientos y protestas airadas, ya que entre los cazadores se encontraban unos cuatro nezumi (hombres-rata) que se enfrentaron a Errarion diciendo que se atreviera de nuevo a comparar a sus ancestros animales con esos sucios humanos... y entonces Ghefirazh se levantó. Su sola presencia de pie, sobre el brasero que le servía de asiento fue suficiente para poner orden. Su piel reptiliana de escamas negras y anaranjadas resplandecían por el aceite, altamente inflamable, que excretaba por todos sus poros y sus ojos, de un rojo brillante llenos de inteligencia recordaban que las salamandras, los mas poderosos Elementales Ígneos, eran criaturas muy pasionales, aunque nadie había visto al analítico elemental perder los nervios y vivir para contarlo...

-Díganos, señor Ouros,- Comentó el elemental de metro y medio de altura, soltando pequeñas llamas retorciéndose por su lengua viperina y llenando la sala de olor a ceniza- ¿que clase de recompensa u honor podría darnos su poblado por salvar sus almas?

Lest se quedó sin habla, pensando que decir. No parecía tenerle miedo a la salamandra, por lo que Jocab supuso que no sabía con qué se dispuso hablar el humano

-Mi pueblo es una pequeña aldea de leñadores, señor, no tenemos grandes pertenencias, pero si nos salvan dudo mucho que mis vecinos no les den todo lo que poseen con mucho agrado.

-Teniendo en cuenta que su poblado no parece tener nada de valor- objetó Ghefirazh- no puedo recomendar a nadie de mi partida a que ponga en peligro su existencia, por lo que rechazamos su petición.

Tras estas palabras, la salamandra se sentó en su brasero y un murmullo de asentimiento recorrió el Gran Salón. Jocab no pudo resistir mas y dijo:

- Yo lo haré.

Todos miraron con asombro al nuevo Cazador, ya que les pillo por sorpresa, pero el Gran Cazador Omistias, haciendo movimientos negativos con la cabeza, replico al novato.

-Las reglas son claras, Cazador Jocab- comentó el hombre-pantera-, un Cazador en solitario es una víctima fácil para cualquier enemigo potencial, por lo que debe tener el beneplácito de una Partida para ir en grupo y se cuiden las espaldas unos a otros.

-Pues crearé mi propia Partida de Caza- Comentó Jocab con convicción-. Visto lo sucedido en la ceremonia, dudo que ninguna Partida me invite a unirme en ella y, aunque hace muchos años que no se crea una Partida nueva, las normas del Gremio dice que una Partida que quiera ser formada, su primera misión deberá ser desinteresada, sin cobrar nada, para demostrar su valía.

- Aún así, cazador Jocab- objetó Omistias-. La nueva Partida tiene que tener 3 miembros como mínimo, y no sé quien querrá acomp...

-Yo lo haré- exclamo Mugrin casi saltando de su asiento, con un brillo de excitación en sus oscuros ojos, con casi todo el vello de su ancho cuerpo erizado por la furia contenida hacia las Partidas por negarles la ayuda a Lest. Dándole un manotazo al hombro de Jocab con tanta fuerza que casi le disloca el brazo. -Les demostraremos de que estamos hechos, pequeñajo.

- Aun así sois solo 2 y, aunque usted ocupe el espacio de varios, Cazador Mugrin, las normas...

- Yo seré el tercer miembro -comentó Sostias, levantando sus artriticas patas de su asiento, con forma de pesebre- Puede que esté viejo, pero el tercer miembro es para que se quede en el Maestratum y hable por ellos en el caso de que esté en una misión. Por lo menos mas emocionante que esta aburrida jubilación será...

domingo, 2 de agosto de 2015

Capítulo 7: La Ceremonia

Las puertas del Gran Salón del Maestratum se abrieron y todos los acólitos y los Cazadores que se encontraban en el recinto entraron a la enorme sala que se encontraba en el corazón del edificio. La construcción era enorme, y sobre las cabezas de todos, a más de 15 metros de altura y bajo la gran cúpula del edificio, se encontraba una enorme placa de bronce con millares de nombres grabados en ella. A su lado, en una plataforma elevada a la altura del último nombre apuntado en el registro, se encontraba el Gran Cazador Omistias, un hombre-pantera, que era el líder actual de la congregación, con una de las primeras reliquias que los Cazadores habían recuperado en su historia. A diferencia de lo que pensaron los primeros seres que presenciaron su funcionamiento en manos de los Sacerdotes de la Llama que esclavizaron a los Tzamish por orden de su dios, todos los cazadores actuales sabían que ese artefacto no era mágico, sino tecnológico: una lanza térmica.
Los Cazadores se sentaron en los asientos de la sala, divididos entre las 12 Partidas de Caza que se encontraban representadas actualmente en el Maestratum, mientras los acólitos se congregaban cerca de los muros para presenciar la pequeña ceremonia, que no era mas que un mero trámite para que Jocab pudiera vestir la sobrecamisa con los colores del gremio. Y, mientras todos se fijaban en él, muchos esperando a que cometiera un error para estropear la ceremonia, Jocab se acercó al centro de la sala, con una apariencia de calma que contrastaba con los nervios que realmente sentía. Cuando se encontró en el centro de la sala, donde se encontraban los Cazadores jubilados, entre ellos Sostias y Mugrin (que aún no había entrado oficialmente en ninguna Partida), el Gran Cazador pronunció en voz alta:

- ¿Quién se acerca al corazón del conocimiento?

Esta voz retumbó en toda la sala, donde la cúpula devolvía el eco con reminiscencias metálicas, lo que daba al Gran Cazador un timbre de ultratumba.

- Jocab sin Casa, de la raza humana- contestó Jocab mientras algunos abucheos se escuchaban desde el fondo de la sala donde se encontraban los acólitos, acallados rápidamente por una mirada del Gran Cazador, capaz de hacer que muchos temblaran de miedo. La edad no había hecho mella en la fiereza de su mirada cuando él se lo proponía. Hasta el Cazador Errarion se mostraba respetuosamente callado y serio, pese  a su animadversión. Puede que el tzamish lo odiara, pero respetaba mucho la institución y sus ceremonias como para degradarse haciendo algo que ensuciara su imagen. Y más aún si eso conllevaba una reprimenda de Omistias y su posterior vergüenza.

- ¿Cómo se acerca al corazón del conocimiento?

- Con vergüenza por su ignorancia y afán de aprender.

- ¿Cuándo se acerca al corazón del conocimiento?

- Después de conseguir 3 herramientas que me permita desenvolverme en el mundo.

- ¿Dónde se acerca al corazón del conocimiento?

Jocab calló en esa parte, ya que ahora debería hablar alguien de los Cazadores que respondiera por él. Aunque Sostias se levantó rápido para contestar, la soledad que sentía en su alma desde la muerte de Mirren atenazó con su fría garra el pecho del joven humano.

- Se acerca donde sus compañeros le apoyarán en su camino.

- ¿Por qué se acerca al corazón del conocimiento?

- Porque su anhelo de ayudar dignifica su espíritu- Contesto Sostias lanzando una sonrisa triste hacía Jocab, intuyendo lo que sentía el muchacho.

- ¿Qué se acerca al corazón del conocimiento?

Todos los Cazadores se levantaron para decir a una la respuesta ritual, aunque sonó extrañamente débil, como si muchos de ellos movieran solo los labios sin emitir sonido alguno. Era demasiado perfecto que nada estropeara la ceremonia del momento mas importante de la vida del joven.

- Un Cazador, protector de los pueblos, investigador de lo perdido y guardián de lo recuperado.

Después de las respuestas ceremoniales, el Gran cazador encendió la lanza térmica y, con un trazo elegante y fluido, escribió con la punta de la llama de plasma que salió de esta, el nombre de Jocab con el resto de los cazadores en la gran placa de bronce.

- Bienvenido entre tus iguales, Cazador Jocab. A partir de este momento puedes vestir los colores del Gremio.

martes, 30 de junio de 2015

Capítulo 6: Incertidumbres

La pequeña casa cerca del puerto de Mugrin era bastante espaciosa... para alguien que no fuera un minotauro. El techo era excesivamente bajo y Mugrim tenía que ir cabizbajo para evitar que sus cuernos rallara la techumbre. En cambio, Jocab y Lest entraron sin problemas. El aire salobre del puerto, una mezcla de olores a mar, pescado y orina de borrachos, inundaba la habitación, dando una extraña sensación de temporalidad a la nueva vivienda del príncipe de la Corte de los Toros.

- Ya se que no es muy espaciosa- dijo Mugrin mientras se sentaba en el enorme catre que ocupaba dos terceras partes de la habitación principal - pero por lo menos aquí te podrás asear y ponerte presentable para esta noche.

Lest se miró sus ropas, humildes en un principio, pero ahora sucias y llenas de pequeños desgarrones ocasionados por el viaje y los guardias. Su rostro se puso rojo como un tomate al ver su aspecto desaliñado en un espejo de cuerpo entero en el aseo.

- Nosotros vamos al Maestratum, el edificio de la cúpula enorme cerca de la plaza del mercado - dijo Jocab- Cuando sea haga de noche, entra por la puerta Sur y dí que necesitas hablar con el Consejo Mayor. Te llevaran a una sala enorme y las Partidas de Caza que estén allí oirán tus argumentaciones. Intenta ser claro, conciso y que no se te escape nada, para que alguna de ellas quiera ofrecerte su ayuda.

Mugrin y Jocab dejaron al pobre Lest con hilo y aguja intentando arreglar sus desgastadas ropas, y se dirigieron al Maestratum, aunque esta vez Mugrin no olvidó coger su enorme hacha de guerra. Tenía la inquietante sensación de que la iba ha necesitar mas pronto que tarde y se tranquilizó al notar su mango pulido por el uso en innumerables sesiones de entrenamiento. Jocab había superado sus tres pruebas y no podrían negarse a poner su nombre en el registro, pero sabía que, tras las formalidades, abría una gran cantidad de maestros y acólitos que esperarían cualquier tropiezo para aguar la ceremonia de esta noche. Mugrin miró a su pequeño amigo humano, el único que nunca le dió la espalda cuando, recién llegado al Maestratum y con el incidente diplomático aun reciente, se encontró con una academia claramente hostil hacia su persona. En solo 5 años esos sentimientos de odio se habían disipado, gracias a su pericia, incluso algunos lo admiraban por su tesón. Gracias a su preparación en la corte, consiguió la maestría intelectual de heráldica, por lo que se esperaba que fuera un diplomático en el futuro. Su maestría bélica del hacha la consiguió gracias en gran parte al entrenamiento previo que tuvo con uno de sus hermanos mayores, que había conseguido grandes honores para su Casa en el Coliseo. Su última maestría, la miscelánea, fue la navegación, una maestría muy poco útil si no eres un Surcador de Brumas, pero siempre se ha dicho que el agua de los océanos corre por la sangre minoica.

Ahora era el turno de Jocab. Toda su vida estaba tras esos muros, y ahora no sabía muy bien que hacer. La meta que se había impuesto de conseguir la sobrecamisa estaba al alcance de su mano,y una gran incertidumbre se apoderó de él, sin una nueva meta a la vista. Sabia que sería muy difícil entrar dentro de una Partida de Caza, y sin estar en una, no podría hacer misiones. Mugrim ya había recibido propuestas para unirse a cuatro Partidas, pero había dilatado la decisión hasta saber que su pequeño amigo conseguía vestir los colores del gremio.

Las horas pasaban, y Jocab, mientras se preparaba para estar presentable para su ceremonia (era el único que había superado las tres maestrías esta vez), empezó a notar esa tensión en los omóplatos que siempre se le formaba antes de una de las "bromas" de sus compañeros acólitos. Su garganta estaba seca, y su lengua la notaba rasposa, como si hiciera tres días que no bebiera una gota de agua. Pero cuando sonó el Gong que indicaba la reunión en el Gran Salón, se encomendó a todos los Espíritus que pudieran escucharle y entró en la gran estancia, esperando estar preparado para lo que pasara a continuación.

lunes, 29 de junio de 2015

Capitulo 5: Bendita Ignorancia

A Jocab le bajó un escalofrío por la espalda al ver la pequeña porción de pecho petrificado del humano. Definitivamente, esta era una prueba inequívoca de que Lestirion no mentía. Jocab había visto horrores mas escalofriantes creados por la Magia Salvaje que se desató con el Gran Kaos... Pero eso ocurrió hacía 6000 años, con la pérdida de toda la ciencia y la magia, y la creación de nuevas razas. Los conatos de Magia Salvaje ya no eran frecuentes, y nunca se mostraban de la noche a la mañana, y aún así...

-¿Por qué vas a ver al rey?- preguntó Jocab- a él, los humanos les trae sin cuidado, y las cuestiones sobre ciencia olvidada y magia, las llevamos los Cazadores...

-¿Qué son los Cazadores?...

Eso sí que descolocó a Jocab, hasta Mugrim, abrió tanto los ojos que parecía que se le iban a salir de las órbitas

-¿En serio que no conoces a los Cazadores de Magia? Eso es imposible, es el Gremio mas importante del Reino de Forentud, es mas, su sede principal esta en el corazón de la ciudad. ¿Qué Gremios conoces?

- Es la primera vez que oigo hablar de ellos...

No había oído hablar de los Cazadores, no sabía que el rey Tzamish despreciaba a los humanos, no había oído hablar de los Gremios... y hasta decía que venía de un pueblo humano, no de un asentamiento. Jocab parecía empezar a entender lo que pasaba...

-Dime, Lestirion...

-Todos me llaman Lest..

-... De acuerdo, Lest, ¿de donde vienes?

-De mi pueblo, al final del camino del osario

-¿Dices que tu pueblo se encuentra antes del Bosque Zarclash?

-No, que va, mi pueblo esta pasando el bosque, al final del camino, antes de llegar al muro de niebla...

-Ahm, entiendo...

- Pues explícamelo a mi- exigió Mugrin-, que estoy mas perdido que un toro en una tintoreria roja...

-Es muy sencillo, en la época de la construcción de Forentud, aún no se despreciaba tanto a los humanos, y se creó el camino del osario, de una punta a otra de las Brumas Eternas, y el Rey tzamish de la época dijo que todas las poblaciones que conectaban el camino estaban bajo la protección de la corona. Pero eso fue hace siglos. Hace más de 200 años que ningun recaudador de impuestos cruza el bosque Zarclash. Así que ese pueblo humano ha podido hacer su vida lejos del odio del resto de las razas... o por lo menos hasta ahora. Pero en contrapartida, parece que desconoce las cosas mas nimias que todos dan por hecho...

-¿Y qué piensas hacer?

-¿Qué quieres que haga? Lo primero es ocuparnos de que Lest tenga un lugar donde pasar la noche, y lo siguiente es ocuparnos de que solicite una ayuda formal a los Cazadores en el Maestratum, después de la ceremonia de Imposición de Colores. Puede que alguna Partida de Caza quiera investigar el incidente...

jueves, 18 de junio de 2015

Capitulo 4: Piel de Roca

...puso la mano sobre el hombro del capitán de la guardia. Este se giró enfadado para preguntar quien tenia la osadia de interrumpirlo pero se encontró mirando un pecho musculoso y velludo, con un olor a almizcle que inundó sus fosas nasales. Al levantar la vista para poder bien la cara del minotauro se dió cuenta de los colores de la sobrecamisa que llevaba abierta y tragó saliva. Todavía estaba reciente el incidente en el que, hacía 5 años, murió el representante del gobierno de Forentud en la Corte de los Toros, y como represalia, intentaron capturar a su representante en la ciudad. El minotauro era un anciano diplomático y, aun asi, consiguió llevarse consigo a 6 guardias a la tumba, y ahora estaba viendo a un miembro de esa misma raza en toda su plenitud juvenil, y con los colores de los Cazadores de Magia.

- Soy Kal Mugrin, noveno hijo de la Casa Real del Rey Minos, enviado hace 5 años como condición impuesta por los Surcadores de Bruma para no apoyar el envio de tropas evitando una guerra, Cazador de Magia de primer grado, a espera de conformacion de su Partida de Caza. ¿a que se debe este alboroto?

- Perdone, Cazador Mugrin, soy Remer Zanock, capitan de la guardia real de Forentud. Este humano ha intentado entrar en el Castillo de Hueso exigiendo ver al rey, y antes de que su majestad se molestara, hemos decidido expulsarlo de la ciudad. Si hubiese visto al rey, él lo habria ejecutado en seguida y la sangre es muy dificil de quitar de la pared porosa del castillo...

El color de la cara del niño iba perdiendo color mientras el capitan relataba lo que estaba haciendo, por lo que Jocab se acercó al muchacho y le susurro al oido...

- Tranquilo, mi amigo lo solucionara todo...

Mugrin, con gesto pensativo miró a la guardia real y luego al muchacho, como sopesando opciones. Entonces su estómago rugió imperante.

- Esta algarabía me ha estropeado el almuerzo. No te preocupes, capitan Zanock, los Cazadores nos encargaremos de él.

Al escuchar esta declaración del enorme minotaurio, imaginandose el sabor ferroso de la sangre en la boca y viendo su futuro inmediato lleno de visceras, los nervios del muchacho cedieron y se desmayó, impidiendo solo que cayera al suelo los guardias que aun lo sujetaban. Mugrin lo cogió en brazos con delicadeza y lo llevó a traves de todo el mercado. Jocab fue corriendo tras él y lo alcanzó a la salida de la plaza, con las voces típicas de este que, pasado el momento, volvia a su rutina natural, en dirección a las puertas de la ciudad

-...iban a matarlo, y solo le ha salvado el hecho de que la sangre sale mal de una pared porosa... ¡si hubiera tenido mi hacha aquí se les acabarían las tonterias! - grito Mugrin, haciendo referencia al hacha de guerra con la que consiguió su maestría bélica - ¿como se puede odiar tanto a una raza como para que ocurra...eso?

- En las islas del reino de tu padre llevais siglos sin humanos, por lo que el odio hacia mi raza se ha diluido con el tiempo. Aqui los humanos estamos siempre presentes, y a los niños se les enseña a odiarnos, por haber provocado todas las desgracias del Gran Kaos, y eso que ocurrió hace mas de 6000 años...

- Da igual, lo hecho, hecho esta, vayamos al rio, a ver si un poco de agua lo despierta

Cuando salieron de la ciudad y llegaron al rio que la bordea, dejaron al muchacho en el suelo y, con las manos en forma de cazo, le tiraron agua a la cara. El muchacho despertó sobresaltado y al ver a Mugrin casi sale corriendo, pero Jocab, que estaba detras suya, le dio la vuelta y mirandolo a los ojos le comentó:

- Tranquilo, te he dicho que te ayudaríamos. ¿de donde vienes y que es eso de que la aldea necesita al rey?

El chaval, con la respiración aún agitada, dijo:

- Mi nombre es Lestirion Ouros, vengo de un pueblo al final del Camino del Osario, y algo horrible ha pasado. Despues de varios dias de caza, volví al pueblo para compartir los conejos cazados con los ancianos, y...¡todo el pueblo estaba convertido en piedra!

Jocab, extrañado, lo miró con incredulidad

- ¿todo el pueblo convertido en piedra? ¿tienes alguna prueba de ello?

- Claro que la tengo, porque tambien me esta pasando a mi- dijo abriendose la camisa, donde una mancha grisacea del tamaño de un puño ensombrecia su piel encima de su corazón. Cuando golpeo la mancha con el puño...sonó como si hubiera golpeado una roca...

martes, 16 de junio de 2015

Capitulo 3. Tumulto en el Mercado

Mugrin y Jocab salieron del Maestratum y fueron dirección sur hasta la plaza del Mercado. Aparte del Maestratum y el Castillo de Huesos, el Mercado era la estructura, o en este caso, conjunto de estructuras, mas importante de la ciudad. Cientos de puestos semipermanentes se encontraban enfrente de ellos, y en ellos se ofrecian miles de articulos con los que los habitantes de la ciudad y sus alrededores se ganaban la vida. Mientras caminaban por la maraña de puestos de madera, los habitantes de la ciudad, la mayoria Tzamish, miraban por encima del hombro a Jocab, y gran parte de ellos no ocultaba su desprecio, pero cambiaban la cara rápido despues de notar la presencia del gran minotauro. Jocab agradecía mas de lo que podia expresar con palabras a Mugrin su compañía. Estaba acostumbrado a las miradas de desprecio dentro del Maestratum, pero una cosa era eso y otra la abierta hostilidad que notaba las pocas veces que salía del edificio con un encargo hacia otras partes de la ciudad. En el edificio durante los ultimos 15 años se habia hecho querer, y si no respetar, por una parte de los habitantes de la enorme academia. Fuera de los muros, era otro humano mas, tratado igual que una rata.

Mientras Mugrin compraba algo para comer con la paga que le daba la institución por ser ya miembro de pleno derecho, Jocab observó que se formaba un corrillo de gente en la calle que daba a la Plaza del Agua. Lo único que podía ver eran las crestas de hueso que indicaban que allí, en el centro del tumulto, estaba la guardia de la ciudad. Extrañado, ya que la ciudad era muy tranquila para ser tan grande, se acercó para ver que podía haber empujado a la guardia a tomar partido. Empujando hasta poder ver el centro de la algarabía, pudo ver a un niño humano, no mucho mas joven que él, luchando con uñas y dientes contra cuatro guardias tzamish, con las formaciones de hueso prestas para clavarlas en el primer tejido blando que se le ponga a tiro cuando se les terminara la paciencia, que parecía suceder en cualquier momento.

- ¡Soltadme, he dicho! ¡Tengo que hablar con el Rey! ¡Mi pueblo necesita ayuda! ¿Nadie piensa hacer nada? ¡Mi familia esta en problemas!

Horrorizado, sabiendo lo que iba a ocurrir y constatando que nadie pondría la mano en el fuego por una rata humana, Jocab salió corriendo buscando a su voluminoso amigo.

-¡Mugrin! ¡Ven rapido!

-¿Que pasa Jocab?- dijo Mugrin, mientras comia a 2 carrillos una torta rellena de maiz y brotes de trigo, con otra en la mano para él -¿No tienes hambre?

-¿No ves lo que pasa allí? ¡Un niño humano exige ver al rey Tzamish!

-¿Que un... QUÉ? ¿Acaso esta loco o quiere suicidarse?

- No creo, parece que es de extramuros, y si alguien con autoridad no hace algo, lo van a trinchar como a un pollo

-¿Y que quieres que haga yo?

-¿Acaso ya lo has olvidado? ¡Ahora eres un Cazador de Magia! En este instante, dentro de la ciudad, solo tienen poder el Rey y los Maestros sobre ti, puedes detener esta locura

Conforme se hacia la luz en la mente del bonachon, pero un poco lento minotauro, la algarabía iba aumentando de volumen, como si el gentío estubiera sediento de sangre.

Antes de que pudiera ocurrir algo irreparable, Mugrin avanzó apartando a la gente y, haciendo que se notara los colores de su sobrecamisa, puso la mano sobre el hombro del capitán de la guardia...

sábado, 13 de junio de 2015

Anexo 1. Plano de Forentud


1 Maestratum
2 Mercado
3 Castillo de Huesos
4 Casa de la Bruma
5 Bahía Osario
6 Palmira Aurea
7 Plaza del Agua y acueducto
8 Almacenes Reales
9 Ruinas de la Llama
10 Casa del Silencio
11 Río Melendra
12 Camino del Osario

jueves, 11 de junio de 2015

Capitulo 2: Bronce y Cuero

...hasta que una masa de musculos y cuernos se abalanzo sobre él... y lo levantó con sus poderosos brazos.

- Sabia que lo conseguirias, pequeñajo- dijo el gigantesco minotauro elevando a Jocab por encima de sus dos metros y medio de altura.

-Para Mugrin - dijo Jocab- todos estan mirando.

En ese instante Jocab se dio cuenta que no todo el griterio que lo rodeaban eran vítores, muchos de ellos eran abucheos. Una cosa es que la institución de los Cazadores de Magia, respetada y reconocida en mas de una centena de reinos tuviera un acólito humano, pero que este acólito fuera un miembro de pleno derecho... ya no tenía al maestro Mirren para protegerlo, y notaba la mirada furiosa del maestro Errarion en su espalda, sabiendo que, al ser él el que habia ideado la prueba, no podía hacer más que darla por superada. No caeria sobre la conciencia de Jocab la muerte del pequeño fuego fatuo, mas bien, la pequeña criatura que guia a los muertos hasta el reino de su respectivo Dios lo consideraba como su salvador, y los mortales escarabajos de fuego alterados por el Aura del Cazador salamandra Ghefirazh seguían en sus vasijas sin provocar ningun incidente. Sostias miraba a Errarion sonriendo con disimulo, sabiendo que el primer impedimento oficial para Jocab de ser un hermano Cazador de pleno derecho había sido solviantado, aunque sabía que era solo el primero de muchos que aun quedaban por superar. Se acercó lentamente y con un trote renqueante por la artritis de sus ancianas patas, con un paquete envueto en hojas de Palmira Aurea, el símbolo de la ciudad.

- Se que aun es pronto para que te lo den, hasta que no se incluya tu nombre en la placa del Gran Salon del Maestratum no deberías ponertela. Pero Errarion no es el único que no te tiene simpatías aquí, por lo que he decidido hacertelo yo mismo.

Jocab desempaqueto el embalaje con sumo cuidado, sin romper las finas hojas del arbol que forma el corazón de la ciudad de Forentud, y sacó de su interior una sobrecamisa de los colores oficiales de los Cazadores: Bronce y Cuero

- Mirren esperaba poder hacertelo el mismo, pero las fiebres escarlatas se lo llevaron demasiado pronto. Aun así, se que está orgulloso de tí.

Jocab tuvo que esforzarse para no soltar una lágrima delante del centauro que era como parte de su familia y el minotauro, que se habia convertido en su mejor amigo en la escuela del Maestratum. La cúpula del edificio principal, con sus tejas broncineas, brillaban bajo los rayos del sol que bañaban esta parte de los Reinos Fragmentados, y Jocab no podia esperar a ver su nombre grabado en la gran placa que había bajo ella.

-Vamos Mugrim, tenemos que preparar el equipaje.

Los dos salieron del patio y entraron en el edificio Este, donde estaban el dormitorio de los acolitos.

-Yo ya lo tengo hecho desde la semana pasada, desde que aprobé mi tercera prueba. Lo tengo en una pequeña casa cerca de los muelles propiedad del gremio, me pregunto que te darán a ti.

- A mi no pueden darme nada, ya conoces las leyes de la ciudad. Los humanos tienen via libre para circular por ella, pero tienen prohibido tener posesiones dentro de los muros y, como ya no soy un acólito propiamente dicho, no puedo vivir en el Maestratum.

- No creo que se aplique esa ley tan absurda. Los minotauros no son muy populares aqui y me dieron la casa el mismo dia en que pasé las pruebas.

- Es cierto, los minotauros, no son populares, pero la gente no culpa a tu raza de provocar el Gran Kaos... ademas, no les gustaría desairar al hijo del rey Minos...

- Di mejor al noveno hijo del rey Minos, estoy muy lejos de ser alguien importante, y como no habia sitio para mí el la Corte de los Toros, vine aquí, para seguir los pasos de mi tio Norgral y traer mas honor a la casta imperial, aunque en otro Gremio...

- Algun dia me tienes que presentar a ese enigmatico tio, nunca he conocido a un Surcador de la Bruma.

- Puedo presentartelo hoy si quieres, su barco atracó ayer en los muelles y me ha dicho se va a quedar en la ciudad un par de días.

- Genial, estoy preparado, espero que tu tío sepa que...

- Si, sabe que eres humano, pero antes de eso vamos al mercado, que se acerca la hora del almuerzo y ya va siendo hora de que salgas del recinto del Maestratum.

miércoles, 10 de junio de 2015

Capitulo 1: El Examen

Era una tarde tórrida en la ciudad de Forentud, pero de gran expectación dentro del recinto del Maestratum. En los jardines que se encontraban entre los edificios Este y Norte se habían reunido la mayoría de los acólitos, pero cabía destacar también un número importante de Cazadores veteranos. En el centro de toda esta expectación estaba un joven de 15 años. Era el examen de maestría y, si aprobaba demostraría que había conseguido la maestría en 3 materias (bélica, intelectual y miscelánea) y se convertiría en un Cazador de pleno derecho. Pero lo que diferenciaba a este examen de los demás, es que  el joven, llamado Jocab, podría convertirse en el primer Cazador humano de la historia.
Jocab se había criado en el Maestratum desde que el Cazador Mirren llegó un día con el bebé bajo el brazo. Aunque los humanos eran odiados o, por lo menos, despreciados por el resto de las razas, Mirren crió al bebé como si fuera suyo, desoyendo las críticas de los demás cazadores diciendo que el Maestratum estaba abierto a toda la gente de todas las razas. Mirren era un Tzamish ( una raza de humanoides con la piel fina que podían moldear sus huesos a voluntad) y Forentud era la cuna de su civilización, así que su palabra era ley. Pero a los pocos días de cumplir los 14, Jocab se encontró sólo después de la muerte de su anciano tutor. El año que pasó desde el entierro de aquel que fue su maestro fue duro, pero Jocab quería demostrar que aquel ser que se portó como un padre para el no se equivocó a la hora de criarlo. Consiguió poco después la maestría de combate con cayado (bélica) y después la maestría de conocimiento de propiedades mágicas naturales (intelectual) y hoy se enfrentaba a su última prueba. Tres cazadores veteranos le examinaban: el centauro Sostias, compañero de Partida de Caza de Mirren y casi un tío para el, la salamandra Ghefirazh, en su asiento de fuego, impertérrito a lo que decían los demás, siempre seguidor de las reglas y el Tzamish Errarion, un profesor que nunca ocultó su desagrado hacia los humanos. Y era el encargado de la prueba de la maestría miscelánea, en este caso particular, radiestesia.
Había 10 jarrones de arcilla sellados alrededor de Jocab, todos exactamente iguales y, mientras los examinaba desde lejos, Errarion habló
- Bien, humano, esta es tu ultima prueba, y demostrará de que pasta estas hecho. Dentro de una de éstas vasijas se encuentra encerrado un fuego fatuo, y tienes que encontrarlo antes de que se quede sin aire y muera. En las otras vasijas hay escarabajos de fuego, y ya sabes lo poco q les gusta la luz del día a estos y como se enfrentan a los que los molestan... Calculo que al fuego fatuo le queda unos 10 minutos...
Ghefirazh miro con intensidad a Errarion, extrañado que el Tzamish eligiera para la prueba criaturas de su elemento, ya que las salamandras son elementales muy poderosos del elemento fuego y su propia presencia perturbaría las auras de las criaturas de naturaleza ignea, haciendo que el fuego fatuo ardiera con mas intensidad, por lo que se quedaría antes sin aire, y los escarabajos se volverían mas agresivos y letales.
Jocab, sin perder los nervios se agachó y empezó a examinar en voz alta sus péndulos.
- No puedo utilizar un péndulo que detecte el elemento fuego, ya que todos son de la misma naturaleza, y la presencia de un Elemental lo perturba todo, tampoco puedo utilizar un péndulo que detecte la vida, ya que cuando detecte la perdida de la vida del fuego fatuo será tarde así que...
Saco de la bolsa un péndulo hecho de cristal, con un núcleo formado por una aleación de electro (oro y plata) y empezó a moverlo con los ojos cerrados
- ...utilizaré un péndulo que detecte la magia, ya que la que tienen los escarabajos es constante pero la del fuego fatuo se debilita mientras se queda sin aire, por lo que la vasija es... ESA
Jocab, sin soltar el péndulo, lanzo la punta de cristal hacia la vasija mas cercana al elemental rompiendola y liberando al fuego fatuo.
En ese instante todos rompieron en vítores, sabiendo que había superado la prueba y conseguido el derecho de vestir los colores del gremio... Hasta que una masa de músculos y cuernos se abalanzó sobre el...